ÁRBITROS:
T:  En el apartado de los árbitros ha habido ascensos como el de Sánchez  Martínez a Segunda o Nicolás Espejo y Gallego Gambín a Segunda B. Parece  que se están haciendo bien las cosas…
JM:  Creo que sí. Ha costado mucho. El tema de los árbitros es un tema  complicado ya que es un colectivo muy especial y estaba muy bunquerizado  cuando yo llegué. Sin ánimo de meterme con Antonio Jiménez, pero era la  imagen de lo que había: no se podía hablar con ellos, trataba a la  gente con mucho… no sé si despotismo o exigencia… A mí no me gustaba  para nada. Yo empecé a tratar de mediar para que hubiera un poco de  relación. Eso de que un club, un presidente o un entrenador no pudiera  hablar con un árbitro porque parecía que lo estaban comprando... pero  ¿qué lo iba a comprar? Esto del fútbol está montado en una serie de  partes, y los árbitros son una, los clubes son otra, los jugadores son  otra y los entrenadores son otra, y ya está, si no hay más, no pasa  nada. 
Poco  a poco hemos ido dando vueltas. Antonio Jiménez ya no está, el que puse  circunstancialmente ya no está, y ahora tenemos a un chico joven,  Javier Lozano, que está en la línea y lo está haciendo muy bien. Está  siendo muy exigente y estoy teniendo problemas también; muchas quejas  porque exige mucho, pero no es menos cierto que yo una de las cosas que  me daba vergüenza es que cuando fui a Madrid a apretar en una junta  directiva para conseguir que algún árbitro ascendiese, Villar me dijo  “no me aprietes más que tu Comité y el canario son los peores”, y estaba  allí Juan Padrón, que es el vicepresidente de la española y es el  canario y nos mirábamos los dos (risas). Pero es que resulta que de los  diez árbitros que hacían las pruebas finales aquí y de los cuales  mandábamos nosotros tres a Madrid, se quedaban los últimos en las  pruebas físicas, o se lesionaban, o les daba un vahído, o un desmayo, o  no sé qué… En la prueba tal los últimos, en la otra también…
A  raíz de eso me interesé en ver lo que pasaba. Y bueno, por poner un  ejemplo, si en la prueba de 50 metros había que pasarla en 6 .10  segundos, aquí la pasaban con 6.50… ¡pero si tiene que ser al contrario!  Aquí tendrás que ponerla en 6 para que cuando llegues allí, nada más  que por la tensión del momento y la ansiedad que pueda tener el árbitro  en cuestión, va a bajar el rendimiento. Y nada, iban allí tan felices. 
Después  no había clases de reciclaje ni de nada, con lo cual se perdían. Y  ahora es todo lo contrario: hay pruebas en agosto, en octubre, creo que  en enero y en marzo. Cuatro pruebas clasificatorias, el que no las pasa,  no pita. Y todas las semanas reciclaje, todas las semanas normas… 
¿Qué  ocurre? El problema que tenemos es que árbitros ya de una cierta edad  que indudablemente no tienen edad para ascender ni para pelear por estar  en otras categorías me dicen que quieren pitar, pero que no pueden  ascender ya. “Si no puedo ascender, no me sometas a tanta disciplina de  pruebas; no me sometas al mismo rigor físico”, por ejemplo. Bien, dicho  esto, si no te someto a ese rigor puede ser que el día que pites, tú no  tengas el mismo nivel que el resto de árbitros para hacerlo, y me dicen:  “¿cómo que no? Con mi experiencia puedo suplir el tener un poco menos  de nivel físico”. 
Entonces  estamos estudiando a ver si podemos encontrar una fórmula para que esos  árbitros veteranos que tienen tanta experiencia y que saben hacer las  cosas con mucho oficio puedan compensar un poquito esa experiencia que  tienen contra que en las pruebas físicas no sean tan exigentes. Pero no  es fácil.
T: ¿Cree que pronto veremos más árbitros de nuestra tierra en Primera División?
JM:  Ahora mismo el que está en Segunda, Sánchez Martínez, da el perfil: es  un tío formado académicamente, con muy buena presencia, los dos primeros  informes que tiene son buenos… es lo que se buscaba. 
Hemos  tenido dos árbitros en Segunda, nuestro querido Gregorio Bernabé empezó  muy bien, pero tuvo un accidente de coche volviendo de un partido y se  tiró cuatro meses inactivo, y después de eso no ha tenido fortuna. El  otro tampoco terminó de cuajar en Madrid. En cambio, Sánchez Martínez  está gustando mucho allí. Yo tengo mucha confianza en que pueda llegar.  Luego tenemos a nuestro asistente, Raúl Cañabero, que ese va como una  moto (se ríe), es internacional. 
En  Madrid lo que quieren es gente formada intelectualmente, es decir, que  sean universitarios, y que además tengan buena planta, que sean altos,  delgados… si es lo que quieren, ¿qué vamos a hacerle? Habrá que  mandárselos así.
T:  En los últimos años ha habido un incremento de jóvenes que se han  interesado por el mundo del arbitraje, ¿a qué cree que se debe este  interés por convertirse en colegiados?
JM:  Creo que por dos motivos. Uno por la campaña de captación tan magnífica  que se hizo, que fue brutal y funcionó de maravilla. Hasta ese momento  las campañas las hacíamos nosotros y eran un poco peregrinas. En este  caso lo que hicimos fue contratar a una empresa profesional que nos  cobró unos ocho mil euros por dos años, hicieron una campaña  espectacular y funcionó de maravilla. Ese año ya tuvimos el doble de  niños que se interesaron por esto.
Unido  a eso está la circunstancia, que tenemos que ser conscientes de que es  así, no presumir de que lo estamos haciendo bien, de la crisis. Ahora un  chico que se hace árbitro y en cuatro días te pita tres partidos un fin  de semana, pues se lleva aunque sean cadetes y tal, por ejemplo  doscientos o trescientos euros. Pues imagínate, para él es un mundo.
T: En otras provincias, el precio por el arbitraje es diferente al de aquí, ¿a qué se debe esta disparidad? 
JM:  Son similares. Te explico: nosotros no teníamos prácticamente  subvenciones de la Administración, lo único que recibíamos era que nos  encargábamos de los juegos escolares. Lo que hacemos es pitarles todos  los juegos escolares a la Administración regional, eso tiene un coste,  nosotros pactamos con la Administración un precio y los pitamos durante  los tres o cuatro meses que duran, les mandamos nuestros árbitros, con  nuestras tasas, lo firman todo. Una vez que terminan de pitar a los  árbitros les paga la Federación, y nosotros le pasamos eso a la  Administración, que nos lo mete en un convenio de aproximadamente  120.000 euros, de los cuales de unos 60.000 a unos 80.000 euros eran  para pagar los costes arbitrales, y el resto, para apoyo del fútbol  femenino, para inscripciones de equipos… 
Si  yo me comparo con la Federación de Extremadura, que la Administración  le da un millón y medio de euros, pues claro, me dicen que los árbitros  allí son gratis. Yo no puedo hacer nada, a mí la Administración no me  los paga. ¿La crisis qué ha hecho? Pues que Extremadura ya no tenga  subvenciones; la junta directiva estaba que se subía por las paredes  porque ellos pagaban hasta el desplazamiento. ¿Qué ha ocurrido? Que este  año tienen la mitad de licencias, se le han ido la mitad de equipos  porque se habían acostumbrado a tener hasta autobús en la puerta … no  eran equipos consistentes, era una especie de guardería del fútbol que  habían montado con dinero del Estado. Ahora que no hay subvenciones  porque hay crisis, vamos a ver cómo funciona cada Federación.
Yo  te digo que en Tercera División a nivel nacional, quinientos euros el  colectivo arbitral, es lo mínimo que se está cobrando a los equipos, si  no se está subvencionado, claro. Si no hay dinero público te digo que  los costes son mínimos en este sentido; llevamos dos años sin subir los  costes. A mí me hubiera gustado que se hubieran bajado y lo intenté,  pero es que el colectivo arbitral es complicado.
T:  Ya que estamos hablando del coste arbitral no podemos dejar de decirle  algo que con seguridad ya sabe: los clubes se quejan a menudo del precio  de los arbitrajes, incluso escuchamos a los aficionados comentar que el  árbitro y los líneas se quedan con la cantidad que perciben  íntegramente. Sin embargo, esto no es cierto…
JM:  No, ellos daban una cantidad para un fondo, para el mantenimiento del  Comité, ese fondo ha desaparecido, se quitó y se hace cargo la  Federación, porque ahora mismo ya hay caja única. Ahora, lo que sí hacen  ellos es que depositan una cantidad de los quinientos euros que cobran.  ¿Cuánto se quedan de ese dinero? Yo no lo sé… supongo que doscientos y  pico el árbitro, cien cada línea, y unos cincuenta euros aproximadamente  se quedan para un fondo que se utiliza para los arreglos de los  vehículos, pinchazos… Porque aquí al principio les echábamos una mano,  pero no podía ser, porque de pronto en una semana tres coches rotos, a  otro le habían rajado las ruedas, a otro le habían rallado el coche de  punta a punta, a otro le habían roto los cristales… No podíamos hacernos  cargo de eso. Así que les dijimos que como les habíamos quitado todos  los costes, la Federación no les cobra por gestión ni por nada, que para  cubrirse ellos mismos hicieran un fondo dejando cada semana una  cantidad que se va acumulando. Así, cada vez que haya un problema de  este tipo, se resuelve con eso. De los quinientos euros que es la  cantidad actual, no sé lo que dejan exactamente… Ese ya es un tema  interno de ellos, yo no lo sé.