El soldado desconocido: el cuarto árbitro
“El cuarto árbitro tiene un papel fundamental: atender a la salud mental de los entrenadores”.
“Los cuartos árbitros son los soldados desconocidos del fútbol”
Salvo lo que tiene que ver con el cuarto árbitro, el personaje del gran elenco futbolístico que menos interés genera. ¿Qué pinta ese señor? ¿Para qué está? En la práctica, para apuntar los números de los jugadores que entran y salen del campo durante un partido y asegurarse de que los suplentes no lleven clavos en las suelas de las botas. En teoría, pueden saltar al campo si el árbitro se lesiona (en un partido de cada 10.000 ocurrirá) o pueden intervenir en ayuda del colegiado llamándole la atención sobre una falta que no vio. Pero esto no pasa casi nunca tampoco.
Entonces, realmente, ¿tienen utilidad estos señores? ¿Es necesario tener a un árbitro altamente calificado al borde del campo durante los 90 minutos de un partido para atender a banales gestiones administrativas? Pues sí, lo es. El cuatro árbitro, pese a que carezca de interés para los espectadores, cumple un papel absolutamente clave y necesario. Está ahí para atender la salud mental de los dos entrenadores.
a el más mínimo atisbo de duda tienen que ir a favor de su equipo, lo que está claro es que está condenado
a vivir la mayor parte de los 90 minutos acosado por la indignación lacerante que provoca en todo ser humano la sensación de ser víctima de una injusticia sistemática y atroz. Y más si está perdiendo el partido o teme perderlo.
Para eso están los cuartos árbitros. Para que los entrenadores tengan alguien contra quien puedan descargar sus volcánicas frustraciones. Para que no les dé un patatús. Incluso para que se hayan aliviado lo suficiente durante el partido para controlarse un poco a la hora de aparecer después ante el público a contar su versión de los hechos.
Funciona mejor en algunos casos que en otros. Pep Guardiola, del Barcelona, insiste, con un control sobrehumano o como si se hubiera sometido a intensivos cursos zen, en que nunca va a criticar a los árbitros. Y cumple su palabra. ¿Pero podría hacerlo si no tuviera acceso al desahogo ilimitado que le aporta durante el partido la figura del cuarto árbitro? Difícil. Los cuartos árbitros son los soldados desconocidos del fútbol. Su sacrificio es enorme; el reconocimiento que reciben, nulo. Larga vida para ellos.
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