No es lo mismo |
El reglamento de fútbol en dos de sus principales reglas, le da al
árbitro la facultad para permitir la continuidad del juego, la regla 5
habla de la norma de la ventaja, y la regla 12 de las faltas y las
conductas antideportivas; juntas estas leyes en su espíritu encierran
el no favorecer al equipo que comete la infracción, ya que el balompié
es un juego de contacto, viril y es un espectáculo; por tal razón no se
puede estar pitando a cada rato ni concediendo faltas a cada jugador que
se deja caer apenas lo rozan, si esto se hiciera desesperaría a los
participantes y a los mismos aficionados.
Riendas cortas y largas
Todos los instructores de las distintas Confederaciones y la misma
FIFA predican y entrenan a los árbitros para que les den fluidez a los
partidos en los que participan, pero muchos árbitros malinterpretan esta
situación y en vez de dejar jugar terminan permitiendo que estos se
"calienten" debido a que no saben poner a tiempo freno al juego brusco y
mal intencionado; por el contrario autorizan el "siga, siga" y cuando
quieren tomar los correctivos disciplinarios los encuentros ya se les
han salido de las manos. Lo importante entonces es saber cuándo conducir
el partido y dar rienda suelta y cuándo tomar las riendas de una manera
corta para que no se desvirtúe.
Diferencias profundas
Dejar jugar es permitir que los futbolistas disfruten de su deporte
dentro de los cánones del juego limpio, que estos se diviertan driblando
a los contrarios, recuperando y pasando el balón; teniendo en cuenta
que dentro de estas situaciones se pueda consentir "una que otra"
patadita u entrada imprudente y hasta brusca sin que estas conlleven a
la pérdida del control total del partido. Dejar pegar es consentir que
los deportistas tomen la justicia por su propia mano al no encontrar
quién corte a tiempo los quites deslizantes y las entradas peligrosas
que pongan en peligro su integridad, o que no frenen en su justa medida
la reiteración de las faltas que les hagan, las dos cosas son bien
diferentes.
Normalidad del juego
Dar la continuidad no sería objetable si no degenerara tan seguido
los partidos en peloteras, donde cada jugador se defendiese como pudiera
o jugase como quisiera contrariando al espíritu del juego, sin embargo,
algunos arbitros amparados en la continuidad no castigan con roja
directa el juego brusco grave, otros por el contrario permiten acumular y
acumular faltas sin amonestar para no expulsar por dos amarillas. Lo
que se debe hacer es dar la continuidad en su medida justa pero no
priorizarla sobre la normalidad y el completo equilibrio del juego, esto
conlleva al correcto balance de los partidos sin permitir que una u
otra se incline hacia su respectivo lado.
Método particular
Aplicar las leyes con más rigor, hacer presencia en la jugada, estar
en todo, incluso donde realmente no se tiene que estar para ver las
acciones, son muestras de querer dar continuidad y mantener la
normalidad de los partidos. De esta manera el método que inventa cada
árbitro para lograr que los jugadores jueguen y no peguen puede dar
resultado, siempre y cuando no lo establezca cuando el partido se vaya
acabando o cuando no haya nada que hacer. Si las señales desde la
conducción arbitral son firmes, habrá oportunidades de eliminar la
violencia dentro de la canchas y diferenciar los dos términos de una
manera acertada.
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