Tofik Bakhramov y el gol fantasma de Inglaterra 66
Fue posiblemente la decisión más polémica de las finales de los Mundiales. Corría el minuto 101 de partido y el marcador aún reflejaba el empate a dos tantos con el que habían terminado los noventa reglamentarios. El inglés Hurst remata a puerta, el balón golpea en el larguero ante la mirada del meta germano Tilkowski y bota sobre… o más allá de la línea. El árbitro duda y consulta con su asistente, cuya posición era mejorable, y da el gol que deshace el empate. Posteriormente, llegaría el cuarto y definitivo tanto que le daría el titulo a los anfitriones.
Para añadirle más morbo a un gol de leyenda, se dijo que la reina Isabel II, que había disfrutado mucho con el partido, le regaló al asistente un silbato de oro. Menos creíble resulta la supuesta confesión de Bakhramov cuando fue interrogado en su lecho de muerte por su decisión y pronunció un simple “Stalingrado”, como si apelase a una venganza por la cantidad de compatriotas muertos a manos de los nazis en la Segunda Guerra Mundial.
Pese a su supuesto error, Bakhramov es un mito en su país , Azerbayán. Fue directivo de su Federación y le pone nombre al estadio de Bakú, donde juega sus partidos la selección. En 2006 volvió a ser noticia porque en la previa de un partido contra Inglaterra fue inaugurado un busto en honor, con la presencia de Platini y Blatter y de bastante ingleses que acudieron a adorarlo.
El corresponsable de la decisión, el suizo Gottfired Dienst, fue posiblemente el árbitro mejor considerado de la década de los sesenta. Ha sido uno de los cuatros árbitros que ha repetido final de Copa de Europa (1961 y 1965) y, junto con el italiano Sergio Gonella, el único que ha dirigido las finales de Mundial y Eurocopa (1966 y 1968). Fue precisamente en estos dos partidos donde la polémica le rodeó. Ya no sólo por el gol fantasma, cuya concesión delegó en Bakhramov. Cuentan las crónicas que el gol del empate que le dio el derecho de la prórroga a Alemania llegó gracias a una falta inexistente culminada por una mano del delantero. Y el cuarto tanto llegó mientras se producía una invasión de campo por parte de hinchas británicos que pensaban que había pitado el final. En medio de la confusión, sólo dos jugadores defendieron la el contraataque. También fue acusado de casero en la final de la Eurocopa del 68, entre Italia y Yugoslavia, que finalizó en empate a uno; en la repetición, con arbitraje del español Jose María Ortiz, los locales vencieron 2-0.
La historia aún hizo un nuevo guiño a esta polémica en el Mundial de 2010. En octavos de final, Alemania vencía 2-1 a Inglaterra, cuando un tiro de Lampard golpeó en el larguero antes de botar dentro de la meta. El uruguayo Jorge Larrionda no concedió el tanto, como si fuese una pequeña compensación casi cinco décadas después. Incluso Kit Kat parodió la escena del gol del 66, mostrando la escena de Dienst consultando a Bakhramov mientras este se mete en la boca a marchar forzadas una de las barritas de chocolate.
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