DISCRIMINACIÓN EN EL FÚTBOL
Contra el racismo, el acta
Los árbitros insisten en que el jugador insultado debe asistir al colegiado
«Si alguien recibe insultos racistas en un campo
de fútbol, lo primero que debe hacer es acudir al árbitro del partido,
para que lo refleje en el acta». Es la primera recomendación del
presidente del Comité Gallego de Árbitros de Fútbol, José Antonio Pérez
Muíño. De este modo, el estamento arbitral responde a las palabras de
Paolo Tabares, jugador jugador del Dorneda B, que denunció en La Voz los
insultos racistas que sufre por parte de rivales y aficionados. Tabares
comentó que «los árbitros podrían reflejar en el acta este tipo de
incidentes. Ellos ven y escuchan prácticamente todo lo que ocurre en el
campo, sin embargo, los insultos racistas nunca aparecen en el papel».
Pérez Muíño asegura que el Comité Gallego de
Árbitros «está especialmente sensibilizado con este tema e insiste en su
persecución», y recuerda que «si en un partido hay un episodio de
insultos racistas, la obligación es reflejarlo en el acta o suspender el
partido». «Si un jugador abandona el partido por esta causa, se recoge
en el acta y se especifican los insultos proferidos. Si el futbolista no
solicita que conste en acta, el árbitro no lo reflejará. Si el jugador
no se siente afectado ni ofendido, no aparecerá reflejado», añade.
Sin embargo, explica que existen matices en
función de la procedencia de los insultos. «Si es un futbolista o un
miembro del equipo y no de la afición el que insulta a otro, se debe
reflejar como conducta antideportiva que es, independientemente del
contenido del insulto. El árbitro debe dar fe de lo que sucede en el
campo, es un notario, y tomar medidas disciplinarias y técnicas para que
después sean los comités correspondientes los que juzguen», aclara.
Erradicar racismo y violencia
El presidente de los árbitros gallegos asegura
que nunca en su etapa en activo vivió un episodio racista y afirma:
«Tampoco tengo conocimiento de que en el fútbol gallego se produzcan, a
tenor de las actas que recibimos en el comité». Insiste en que «es un
comportamiento que se intenta perseguir» y que «el jugador agredido no
tiene que abandonar el campo por este motivo si no lo desea, sino
advertir al árbitro de que lo refleje en el acta».
«Contra el racismo y contra las agresiones a los
árbitros, de las que parece que ahora hay una plaga, se debe luchar con
todas las fuerzas. No son comportamientos normales. Es algo que hay que
erradicar. Todo lo que no sea deporte, no viene a cuento», concluye.
Fte. la voz de galicia
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